miércoles, 18 de mayo de 2011

Bicentenario de la batalla de La Albuera.

El 15 de mayo de 2008 publiqué un artículo en el diario regional "HOY" de Badajoz, referente a la conmemoración de la batalla y con motivo de la concesión al Regimiento de Infantería "Castilla" del título de "Hijo adoptivo" de La Albuera.
Señalando que han pasado ya veinte años, desde que comenzaron los actos conmemorativos que ahora conocemos, el resto del escrito no necesita rectificación alguna por lo que paso a"colgarlo" tal y como lo remití al mencionado diario, que lo publicó prácticamente al completo:

HIJOS DE LA ALBUERA.

Álvaro Meléndez Teodoro.

Hace diecisiete años era teniente en el Regimiento de Infantería “Castilla”, en Badajoz, cuando recibimos la orden de preparar una compañía de honores para un acto a celebrar en la vecina localidad de La Albuera.

Poca gente conocía, al menos en detalle, la efemérides a conmemorar y el coronel de la unidad, señor Gallego del Pueyo, me designó para realizar un pequeño estudio sobre el tema. La tarea resultó muy sencilla ya que llevaba varios años investigando y recogiendo documentación sobre éste y otros acontecimientos militares en Extremadura.

Se estableció contacto con el alcalde de la localidad, señor Díaz Escobar, y se concretó la secuencia de actos a desarrollar. Para los intervinientes militares la anécdota de esta primera celebración que se fijaría en nuestro recuerdo tendría como protagonista a la plaza de la localidad, lugar donde se desarrollaría el acto institucional. Su disposición irregular, el quiosco y los árboles hacían complicada la entrada desfilando y los ensayos in situ no eran factibles, dada la distancia y la disponibilidad del personal.

El tema se solucionó reproduciendo en el patio del cuartel, en Sancha Brava, la citada plaza: unas sillas hacían de árboles, unas mesas de monolito, varios soldados de esquinas de quiosco y entradas a la zona... Los primeros ensayos, como pueden suponer eran de auténtico pavor, los portabanderines o los gastadores pasaban por encima del altar, rayado con tiza, que ustedes recordarán se ubicó ese año frente a la puerta del Ayuntamiento, el quiosco cambiaba de lugar y, en ocasiones, hasta los árboles se movían.

Un par de visitas a la localidad, de los oficiales y suboficiales, permitió encajar definitivamente la secuencia de actos que son prácticamente los mismos que todavía se llevan a cabo.

La representación española la ostentaría el Coronel Jefe del Regimiento y la compañía de honores sería la 1ª del Batallón “Alcántara”, desaparecido el pasado año, mandada por el capitán Rivera Solís, participarían además la escuadra de gastadores y la banda de cornetas y tambores del Regimiento.

En autobús y camiones llegamos aquella mañana al pueblo y desembarcamos en la parte de abajo de la calle que, partiendo de cerca de la gasolinera, desemboca en la plaza.

Verdaderamente fue emocionante cuando el cornetín dio la orden de iniciar el desfile y fue emocionante por el recibimiento de la gente de La Albuera, los aplausos, las voces de aliento, los vivas y la chiquillería correteando alrededor de la formación.

El acto se desarrolló de manera impecable, hubo misa, ofrenda y honores a los caídos y unas palabras emocionadas del señor Alcalde, de recuerdo a los militares y guardias civiles muertos por el terrorismo. El desfile final constituyó una definitiva prueba de cariño del pueblo a sus soldados y a sus visitantes.

A los intervinientes nos proporcionaron un excelente refrigerio, tradición que sigue manteniéndose, y hubo tiempo para la confraternización con las gentes de la localidad y con los veteranos británicos que también homenajeaban su historia. Allí me enganchó el carácter de esta gente y la ilusión de muchas personas, jóvenes y no tan jóvenes, por emprender una labor nueva que llevara el nombre de su localidad por todas partes.

Al año siguiente fui designado por el General Gobernador Militar para colaborar en la organización de un pequeño museo, que había iniciado el señor Cienfuegos Linares, tarea muy agradable que realicé junto al entonces teniente García Ramos, también del Regimiento “Castilla” y, posteriormente, con el brigada de Ingenieros don Jerónimo Naranjo.

Después, y a través del trabajo, se estrechan lazos de amistad. No quiero dejar pasar la destacada ayuda recibida del concejal señor Serrano y de su esposa Aurora, “alma mater” del incipiente museo etnológico, luego desaparecido en aras de ¿mejores? ideas

Han pasado diecisiete años. Hoy La Albuera se ha consolidado como centro internacional con esta celebración y el fruto del esfuerzo de sus vecinos se ve recompensado con el renombre que día a día alcanza su localidad.

Hoy el pueblo de La Albuera ha acordado distinguir con el más preciado galardón a mi Regimiento. El “Castilla” será Hijo Adoptivo de la Villa. El Regimiento se ganó el sobrenombre de “El Héroe”, ahora hace doscientos años, en el sitio de la dos veces heroica ciudad de Zaragoza. Hay muchos apodos y sobrenombres en los Ejércitos, pero solo uno fue “El Héroe de Zaragoza”. Éste nombramiento, concedido por la Heroica Villa de La Albuera, no me cabe duda que será un sello de distinción para todos aquellos que han servido y sirven a España en las filas del 16º de Infantería.

Ya no forman en él las compañías que constituían su Primer Batallón. Las reformas administrativas, políticas y los designios del mando, inescrutables e incomprensibles en ocasiones, han causado su desaparición. Pero muchos de los que en él formamos estaremos ese día para enorgullecernos del nombramiento que recibirá el Batallón “Mérida”, que ahora afronta solo la responsabilidad de conservar y transmitir el legado del “Castilla”, no hay miedo, son duros estos carristas.

Pero por encima de todo yo quiero dedicar, con estas modestas líneas, un homenaje a labor de los vecinos de La Albuera que, sin duda alguna, es lo más destacado de estos años: el trabajo para su obra de teatro, para los alardes, desfiles, mercados, y para colaborar en los actos es digno de elogio y debería servir de ejemplo a otras poblaciones de mayor rango que se pierden en discusiones estériles y programas irrealizables.

El secreto está, como se hizo hace diecisiete años, en comenzar a andar. Gracias por vuestro ejemplo y por vuestra acogida.


1 comentario:

Unknown dijo...

Buenas tardes Don Alvaro.
Acabo de leer el articulo y me han venido recuerdos de ese día. Yo pertenecí a la 1ª mecanizada (5º/90) que desfiló en 1991 en La Albuera.
Mi nombre es Julio Martínez y estoy dentro del grupo "Todos los que hicimos la mili en el Castilla 16"
No se si habrá fotografías del acto y si de existir fuese posible que me las facilitase.