domingo, 24 de octubre de 2021

Hoy hace un siglo. El Regimiento "Castilla" en Monte Arruit.

Organizadas las diversas columnas y puesta en marcha la primera fase de operaciones de recuperación del territorio -nombrada entre sus intervinientes como la "campaña del desquite"- todas las crónicas vienen en coincidir que los momentos más duros para las fuerzas era el encontrar los restos de los caídos. No por los combates, que los hubo muy duros y con gran cantidad de bajas. Fue el encontrar los restos de las atrocidades cometidas, en la mayoría de las ocasiones, contra unas fuerzas que habían pactado su rendición y entregado sus armas. Crímenes de guerra se les llamaba, creo.

Los Historiales de las Unidades combatientse, los pocos conservados, claro, apenas dedican detalles a estas ocasiones....

24 de octubre.

Ocupación de Monte Arruit. Las columnas de ataque parten de Zeluán, el general Sanjurjo toma como eje la línea férrea, constituyendo la derecha del despliegue; la columna Berenguer (Federico) –con el “Castilla”- marcha por el centro siguiendo la carretera general y el general Cabanellas, mandando la Caballería, por la izquierda –ocupando las casas de Ben Chel-Lal-, zona más despejada.

La operación se inició a las 06’00 horas, el enemigo, ante el potente apoyo artillero desplegado, apenas presenta resistencia. A las 08’30 horas los objetivos están ocupados en su totalidad y a las 14’30 se inicia el repliegue hasta el campamento de Nador al que se llegó a las 20’30 horas.

 


Las primeras informaciones e impresiones de la operación que llegaron a Extremadura se publicaron en Badajoz el día 29, en el Noticiero Extremeño:

Por tierras africanas. NOTICIAS DE CASTILLA Y GRAVELINAS. El cementerio de los mártires. (De nuestro corresponsal especial)

Acabo de recorrer el campo de Arruit y sus alrededores, teatro de la espantable tragedia. La terrible realidad supera a todo lo que se pueda imaginar. Desde la aguada a la posición se camina entre cadáveres descompuestos y amojamados, desnudos unos completamente, semidesnudos los demás y todos con la horrible mueca de una dolorosa agonía, con la espantable y macabra traza que en sus carnes y en sus rostros marcó un verdugo despiadado.

Son muchos centenares, y son más aún, allá, dentro de la posición, en los derruidos barracones, donde el suelo está materialmente cubierto con sus despojos. La impresión es de las que no se repiten en la vida y de las que dejan un acre recuerdo imborrable para lo futuro y un marasmo y un atontamiento al contemplarla.

Apartemos los ojos de la horrible visión y sin detallarla pasemos a otros incidentes más humanos, mientras los muertos son llevados a carretadas a la larga fosa, de la anchura de un hombre, que construyen los soldados después de que el teniente vicario castrense, ayudado por el capellán del regimiento de “Gravelinas”, bendice el solar del nuevo cementerio que, con justicia, será llamado el cementerio de los Mártires...

¡Pobres mártires anónimos que nunca ganan nada y cuando llega la hora de perder lo pierden todo! Dios misericordioso los habrá acogido en su gloria...

Esta mañana, a las nueve, ha sido ocupada la posición sin encontrarse enemigo cerca, operando desde Zeluán tres columnas, que únicamente han tenido que bombardear escasas concentraciones de rebeldes en los lejanos montes de Bucherif y Tistutin. ¡Ah, si se hubieran acercado, con qué ímpetu se hubieran lanzado sobre él nuestros soldados, impresionados por la espantable visión! Pero no se divisa ni un moro. Algunos de los batallones que acudieron a la operación, como el de “Gravelinas”, no han tenido que llegar y se han quedado en Zeluán o en el camino.

Castilla” ha hecho alto a la derecha de la posición, sin entrar en ella, únicamente al capellán, D. Fermín, encontramos allí, en compañía de otros colegas, rezando responsos ante los cadáveres, con lágrimas en los ojos junto al del querido compañero, Sr. Campoy, el capellán del regimiento “Alcántara”, que cayó en la rampa de subida a pocos metros de la puerta principal. Aunque desnudo, conserva trozos de la guerrera, el cuello con el emblema bordado, trozos de la camisa y camiseta, una liga que se deslizó de sus piernas cuando ésta quedó reducida a un hueso recubierto de rugosa piel.

Infortunado amigo, Dios habrá recompensado su heroico y abnegado comportamiento, que mereció tantos plácemes del general Navarro en los sufridos días de la desesperada resistencia.

Terminada la operación, empiezan a reintegrarse a sus puestos las fuerzas que concurrieron, excepto la reducida guarnición que quedará en este reducto.

Gravelinas” quedará por de pronto en Zeluán; “Castilla” continuará hasta Nador, donde lo encontramos ayer a nuestro paso por el poblado. No ha vuelto a tener novedad importante desde aquella endiablada malandanza de la bomba que tantas bajas le causó. También “Gravelinas” llevaba muchos días sepultado en posiciones y blocaos, a pesar de lo cual hizo su marcha de 27 kilómetros, sin muestras de cansancio ni fatiga, llegando a Zeluán a mediodía. Ahora ya tiene completísimos sus cuadros de oficialidad.

Desde la venida de los capitanes Caturla y Jiménez, del médico Sr. Oliver, y de los alféreces hermanos Alcón, García, Terrón, Núñez, Villalón y Cerrato.

El tiempo se muestra benigno, como si quisiera contribuir al rápido desarrollo de la empresa africana, cosa que todos anhelamos, parte por patriotismo y parte también por regresar cuanto antes a nuestros lares patrios. Aunque se camina ahora con alguna rapidez, no creo que se pueda terminar esto tan pronto como se pensaba, a no ser que se reduzca la acción militar a llegar al Kert, cosa que puede hacerse, quizás, en un mes o dos. Veremos lo que deciden las Cortes.

El invierno se retrasa, afortunadamente; así nos permitirá ir más de prisa y dará tiempo a que nos lleguen los donativos que para contrarrestarlo nos preparan en la provincia y de los que tenemos noticias por éste periódico.

Dios le pagará la obra a los donantes y los soldados se la agradecerán vivamente.

Acabo de ver a nuestro paisano D. Cándido rebuscando entre los muertos el cadáver de D. Pío Usera, su yerno, que no ha encontrado hasta ahora ¡Quién sabe si aún le veremos y abrazaremos vivo cuando se rescate a todos los prisioneros!

Esperemos todavía. ES SAUI. De Monte Arruit, 24 de octubre.