Hace solo un par de días volví a
pasear el claustro de la catedral de Badajoz. Volví a detenerme frente a la
lauda sepulcral de don Lorenzo Suárez de Figueroa; éste, frente a la muerte no
aparece ni orante ni yacente, figura de pie, displicente, soberbio, con su
espada en primer plano y un texto que no deja lugar a dudas “…en la juventud hizo
según la edad y en las armas usó lo que convenía.”
Hoy me informan de la marcha sin
retorno de mi amigo Pepe Zarallo. Nos unía la amistad desde pequeños, cuando
corríamos aventuras sin fin…nos unía la amistad cómplice y verdadera que no
necesita del roce continuo, esa de la que cada encuentro es como si nos
hubiéramos visto la tarde anterior, pese al tiempo y la distancia.
Ya de adultos, cuando podíamos
ser adultos con veinte años, compartimos profesión y destino en un
Regimiento viejo, en Badajoz. Porque Pepe era soldado, soldado desde abajo,
recorriendo el escalafón hasta el empleo de capitán donde el destino le dijo
basta ya de luchas.
Tuve el honor de haber servido con
él, el inmenso honor de haber mandado a mi amigo y a otros elementos valiosos
como él en el triste y desafortunadamente desaparecido Batallón “Alcántara” en
el Regimiento de Infantería “Castilla”, en el Acuartelamiento “Sancha Brava”.
El sargento Zarallo, nada menos
que Sargento de Infantería, había servido desde voluntario y alcanzado el
empleo con el carácter de “regimental”, como eran conocidos o “de complemento”
como eran catalogados con arreglo a documentación.
Ni se me ocurre analizar ahora su
desempeño; soldados, a cientos, pasaron por las Unidades de su mando o se
instruyeron con él, y, sin duda, podrán tener mejor criterio que yo. Sí me
constan sus resultados, tanto él como sus hombres siempre, siempre pudieron
decirse “soldados de Infantería española”, la mejor Infantería del mundo.
Desempeñó muchas funciones,
tareas y misiones en sus muchos años de servicio en esta Unidad plenamente
operativa. En una época yo formé parte del cuadro de mandos de la 1ª Compañía Mecanizada
en la que él desempeñaba el cargo de Auxiliar de la misma, con el empleo de
sargento 1º. Función de apoyo, administración, logística y de control. La mano
derecha del capitán en suma, la retaguardia activa de una Unidad de combate,
esencial en la prontitud del apoyo: municionamiento, alimentación, equipamiento
y control económico. Una tarea absorbente, delicada, nunca bien apreciada y
valorada, los que siempre destacaban eran los operativos, los vehículos de
combate, los desfiles, las paradas, las maniobras…pero para que todos
funcionaran hacían falta Auxiliares -con experiencia y con carácter- también
aquí Zarallo destacó. Carácter, ¡ufff!, de más y experiencia…toda, desde abajo,
repito. No voy a entrar en más detalles que en recordar a don Lorenzo: “…en la
juventud hizo según la edad y en las armas usó lo que convenía.”
Era el primero en su servicio,
nada se le escapaba y cumplía por demás, bueno en el “Castilla” de entonces
nunca se hacía de más, el nivel de exigencia era tal que todo servicio quedaba
siempre corto, aunque eso es otra historia.
Y en aquellos entonces al
sargento Zarallo, auxiliar de compañía, se le despertó el afán de superación,
el que nunca había perdido; el que quizás muchos de sus mandos, compañeros o
subordinados, no habían sabido ver o apreciar, cuando no despreciar
directamente, también en las Unidades de élite hay cortitos, en fin.
El sargento Zarallo, además de su
trabajo y sus compromisos familiares retomó los estudios, finalizó el
bachillerato y pasó a formarse como Diplomado en Enfermería, o ATS o como diablos
quieran llamarlo, se tituló de Enfermero, con un par. Era increíble,
desempeñaba su trabajo sin cejar en sus servicios y misiones, organizaba las
maniobras y, además, estudiaba. Encontró un apoyo excepcional en su capitán don
José Ramón Arias, capitán de Infantería, soldado, que en lo posible le sirvió
de sostén y que creyó en su capacidad desde el primer momento, y por su puesto en su familia, en su esposa que tanto le ha apoyado hasta el final. Allí vi un claro
ejemplo de lo que es la disciplina, de la que dicen.” Nunca bien definida y
comprendida”.
La disciplina práctica, la de
verdad, la de campo, es un compromiso que va de abajo a arriba…y de arriba abajo,
la de nunca abandonar al compañero, no solo en el campo de batalla, sino en el
servicio de guarnición, en el día a día; allí el mando no rebajó nunca la
exigencia en el servicio, pero no escatimó el apoyo en lo necesario, el estímulo
y la valoración del estudio; sabía muy bien que estaba contribuyendo a la formación de un soldado
para mejor servir a su patria, tarea en definitiva de los Ejércitos, hay muchas
maneras de servir bien. El binomio cómplice alcanzó el pleno.
Muchos fuimos testigos: pasaba
horas estudiando en las pocas horas de relax en el campo, en los servicios, se
acostaba el último y se levantaba el primero, no desaprovechaba momento para su
formación. Lo he recordado muchas veces, lo he contado muchas más.
Fue un verdadero ejemplo.
Luego continuó su carrera, pasó
al glorioso Cuerpo de Sanidad Militar, creado como tal especialidad en España,
en el siglo XV por los Reyes Católicos, cien años antes que en Europa.
Clara vocación de servicio y
entrega la de Zarallo, además, como ya queda visto, también ahí llegaba
sobrado, entiéndase el término: llegaba con una amplia experiencia, en ocasiones
duras, de las necesidades y servicios de una Sanidad práctica en Unidades
operativas y en guarnición.
Alcanzó la categoría de Oficial,
fue teniente y luego capitán, solo el destino pudo cortarle mayor logro.
Cumplió como los buenos. La Sanidad Militar, dentro de los llamados Cuerpos Comunes,
le permitió/comprometió a servir en la Armada, en Misiones Internacionales, o
en la Guardia Civil, también desempeñó trabajos en la Sanidad Civil y…
Don Lorenzo Suárez de Figueroa
finalizó su inscripción funeraria: “…lo que del mas sucediere
dígalo su sucesor…”
Y no, no soy su sucesor en
sentido estricto, pero me encuentro con la obligación de contar esta historia
por fidelidad a un amigo, por agradecimiento a un compañero y por el ejemplo de
esfuerzo y superación del que un día fui testigo.
Y no, quizás el capitán don José
Zarallo no fuera perfecto, pero fue un ejemplo de fidelidad a un compromiso, al
fin y al cabo solo fue un Soldado.
Un
abrazo grande y que la tierra te sea leve hermano.
8 comentarios:
Gracias por compartir tan bonitos recuerdos.
Que nuestro compañero descane en paz.
fuerte abrazo.
¡Castilla fue siempre así!
Dios, en su infinita sabiduría, siempre se lleva a los mejores.
Cuida de nosotros desde tu nuevo destino celestial camarada.
Tuve el honor de estar a las órdenes de todos ustedes, mi entonces capitán Arias, mi entonces teniente Meléndez y mi, por aquellos años, sargento 1° Zarallo. Sólo puedo alegrarme de haberles conocido a los tres.A mi capitán Arias, desde su semblante siempre serio. ¡ Pocas veces le ví sonreir en público! A mi teniente Meléndez, siempre dialogante,siempre pendiente. ¡Era un padre! como se diría hoy. Pero mi sargento 1° Zarallo (Pepe como como usted lo nombra), siempre tenía la sonrisa debajo de su frondoso bigote. Los tres marcaron un ciclo en aquella Primera Mecanizada del tercer reemplazo de 1989. Hubieron más personas, (resto de
oficiales y suboficiales y personal de tropa) larga lista para renombrar a todos,pero sí quiero dejar patente, que fue un honor coincidir en mi vida con personas como ustedes. Como decimos en mi tierra que es la Valencia mediterránea, ¡Bon vent i bona barca! Pepe Zarallo. Descanse en paz. Primera Mecanizada 3°/89.
Un gran ejemplo para todos, siempre en nuestro corazón, TÍO ZARALLO!!!!
Muchas gracias por vuestra solidaridad y por vuestros sentimientos.
¡Castilla fue siempre así!
Era una bellísima persona, eso lo dice todo. Gracias por preciosa biografía
De rebote llego a esta página y me entero que Pepe Zarallo se ha ido. Hacía mucho tiempo que no sabía nada de él.
Lo conocí poco, un par de años, yo recién destinado en el Batallón "Alcántara" cuando él estaba en la 1ª Mz, pero lo suficiente para recordar su espíritu de superación para terminar sus estudios de Enfermería y aprobar la oposición para ingresar en el Cuerpo Militar de Sanidad; y, sobre todo, por su carácter abierto, con el que acogía a los que llegábamos nuevos a la Unidad como si nos conociera de toda la vida, siempre ayudando. Era de esas personas que siempre se recuerdan.
Descansa en Paz, Pepe.
Álvaro: Me ha emocionado leer tu obituario sobre José Zarallo, además, ha sido el medio por el que he conocido la noticia. Manteníamos un contacto frecuente por WhatsApp y,bastante irregular por teléfono;el silencio me hizo ponerme en lo peor.
Gracias por tu trabajo y por el recuerdo que me ha vuelto a una muy buena época de mi vida.
De Pepe tengo que decir que tiene una gran marca como militar,pues prestó servicio en ET, EA,Armada y Guardia Civil, olvidabas el EA, su primer destino fue la Academia General del Aire. Él se identificaba con todos y se sentía, especialmente, Guardia Civil, no he conocido esa etapa profesional, pero sí sé con cuanta ilusión prestaba su servicio en la Academia de Tráfico.
A mí me parece que el "voluntario", como le llamaba su primer Capitán, don Magín Lozano Gutiérrez, aprendió a amar el servicio en Castilla y que lo aprendido fue puesto en práctica a lo largo de su vida civil y profesional.
Yo tengo que decir que agradezco mucho haber estado destinado en Castilla, haber conocido y tratado a José Zarallo y haber compartido una gran etapa de mi vida profesional con los que fueron y fuisteis mis amigos, superiores, compañeros y subordinados. Termino como tú lo haces: Castilla fue siempre así
Descansa en la paz del Señor,Pepe.
José Ramón Arias González.
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